Un castillo menos: el de El Cuadrón

viernes, 26 noviembre 2010 1 Por Herrera Casado

En el tema del patrimonio histórico-artístico de Guadalajara, no todo iban a ser alegrías. Para nuestra desgracia, y suponemos que para la de algunos más que tienen el amor preciso a sus heredadas esencias, viene a sacudirnos una tristeza, porque hace unas semanas se ha venido al suelo, y ha desaparecido por completo, y para siempre, uno de los castillos que la Orden de Calatrava levantó en su frontera del Tajo. Me estoy refiriendo a la torre del Cuadrón, o de Santa Ana, en término de Auñón. Un castillo menos. 

La torre de El Cuadron, como estuvo hasta agosto de 2010

Así estaba la Torre del Cuadrón, junto al Tajo, en agosto de 2010.

 Hubiera querido no haber tenido que escribir nunca este reportaje, pero era algo que se veía venir. El castillo del Cuadrón –la “torre de Santa Ana” como la llamaban en Auñón- llevaba incólume en su decrépita elegancia, casi 5 siglos, y era todo un símbolo de la Edad Media en medio de la Alcarria asomada al Tajo. 

Quienes pasaban por la carretera que va, junto al gran río, cuando se ensancha en las aguas de Bolarque, desde Almonacid y Sayatón hacia Sacedón y Auñón, veían el orgulloso torreón en lo alto de un cerro, vigilando el arroyo de Valdelagua que desde los olivares altos bajaba al gran río. Ya no hay allí más que un montón de piedras, que desde la carretera ni se ven. Hay que subir al cerro para contemplar la desolación. 

La historia de un hundimiento 

La historia ha sido sencilla: los restos del castillo calatravo del Cuadrón, en término de Auñón, se mantuvieron dispuestos a la visita, en un cerrete junto al Tajo, durante muchos años, siglos enteros. No había sido estudiado el edificio con detenimiento hasta que, hará unos 15 años, tanto Jorge Jiménez como yo mismo nos interesamos por él, y conseguimos rescatar información relacionada con su historia, llegando a la conclusión de su importancia como enclave histórico relacionado con la Orden de Calatrava. Yo mismo elaboré en el año 2000 un breve estudio que se ofreció como novedad en uno de los capítulos del libro “Guía de campo de los castillos de Guadalajara”, y que ha servido para divulgar su conocimiento, al menos, entre los miles de lectores de esa obra, que ya va por su tercera edición. 

Poco antes, en 1999, advertía en estas páginas de “Nueva Alcarria” del peligro que corría este castillo, alertando a las autoridades que se preocupasen por su protección, ya que corrían rumores (ahora se ve que algo fundados) de que pudiera venir al suelo. 

Hace unos ahora 10 años, los propietarios del terreno en que se enclavaba el castillo, decidieron vallarlo (están en su derecho) y señalarlo como propiedad privada, con lo cual se hizo un poco más difícil su admiración y estudio. Solicitaron  además permiso para derruirlo, al Ayuntamiento de Auñón, el cual se lo denegó. Entre otras razones, porque un Ayuntamiento en ningún caso puede dar permiso para derribar un castillo, puesto que todos están protegidos de manera genérica por la Ley del Patrimonio Histórico-Artístico, tanto a nivel nacional como autonómico. 

Y solamente hace unas semanas, fui informado, por amigos de Auñón, de que a finales de septiembre de 2010, tras un verano largo y seco, sin amenaza previa de empeoramiento de su estado, “el castillo se ha hundido”. Inmediatamente me trasladé al Cuadrón, escalé el cerro, y desde fuera de la finca que continúa bien vallada, observé y fotografié el estado en que ha quedado esta venerable reliquia del Medievo: ahora es un montón informe de piedras amontonadas, en el que nada ha quedado en pie: ni bóvedas, ni escudos, ni leyendas, ni ventanas, ni almenas: nada. 

No voy a entrar en ningún tipo de valoraciones del hecho. Pienso que hay instituciones, personas, autoridades y normas legales que deberán investigar lo que ha ocurrido y cómo ha ocurrido. 

La torre del Cuadron, como quedó en Septiembre de 2010

Así quedó la Torre del Cuadrón, junto al Tajo, en Septiembre de 2010

 La historia de El Cuadrón 

Es este el lugar, y el momento, en que sí quiero dedicar un recuerdo a este edificio, ruinoso y viejo, sí, pero querido de muchos, y representativo de una historia (la de Castilla, que es la nación en que vivimos y nos nutre desde hace siglos) y de un espíritu que no podemos, de ninguna manera, borrar. 

Entre las fortalezas que la Orden de Calatrava tuvo en torno al río Tajo, y entre las que cuentan las de Zorita y Anguix, por ejemplo, hay que conocer también esta que llaman del Cuadrón o «torre de Santa Ana» los vecinos de Auñón, en cuyo término municipal se encuentra. Las Relaciones Topográficas que en el siglo xvi enviaron los vecinos de Auñón al rey Felipe ii, nombraban y describían someramente a esta vieja torre del Cuadrón, a la que calificaban de elemento inservible y medio arruinado. 

Aunque no es difícil de encontrar, el hecho de no aparecer en poblado y no estar señalada en ningún mapa aconseja dar la referencia exacta de su situación geográfica: en el mapa a escala 1:50.000 del Instituto Geográfico Nacional, está en la hoja 562 correspondiente a Sacedón, en latitud entre 40º 28′ y 40º 29′ Norte, y longitud entre 2º 47′ y 2º 48′ Este. Allí está señalada como «torre de Santa Ana» vigilante de una depresión que lleva el nombre de «barranco de Valdelagua». 

Lo que dicen los viejos papeles 

Copiaremos aquí lo que dicen las Relaciones Topográficas de Auñón (año 1575) al respecto: «A los treinta y seis Capítulos dixeron: que en término de esta Villa ay una Torre de Cal y Canto de Sillería, a la cual llaman la Torre del quadron, y tiene un epitafio y letrero, el qual no se ha podido entender por ser letra mui extrangera y peregrina y que vulgarmente dicen: que la hizo el Rey Jaime de Aragon, para desde ella combatir una Ciudad y población que estaba en un cerro mui alto, que se dice el cerro de Campana. La muralla y edificios denotan lo que era la dicha habitacion, que están todos arrobinados, pero mucha parte de la muralla está por partes sana y va así dando noticia y muestra por donde iva la dicha muralla, que es mucha tierra, y que no se entienden aver otros epitafios, ni letreros ni antiguallas más de esto». A este texto, el editor de las Relaciones, el cronista provincial Juan Catalina García le ponía la siguiente nota al pie: «Permanece esta torre más abajo del ensanche que hace la vega del pueblo al acercarse al Tajo. Pero no sé que conserve inscripción alguna…. cuanto a lo tocante al rey D. Jaime de Aragón, no es cierto». 

Descripción del castillo del Cuadrón 

Lo que queda del Cuadrón es parte de su gran torre del homenaje. Tenía esta tres pisos. La entrada, orientada al noreste. De planta aproximadamente cuadrada, de unos diez metros por lado, la planta baja se cubría por bóveda de crucería de la que aún se ven los arranques de los nervios. La planta media era de bóveda encañonada, apuntada, soportada por dos arcos fajones de los que también se ven los arranques laterales. A esta planta se subía por una escalera que iba por el interior del grueso muro, y de la que aún quedan señales. Esta escalera seguía ascendiendo hasta la tercera planta, una terraza descubierta protegida posiblemente por almenas que ya no existen. La altura total, unos quince metros. Su construcción, de firme sillarejo calizo, con refuerzos de sillar en las esquinas. En el muro de la planta baja, casi al alcance de la mano, un escudo heráldico que aún mantiene su policromía original: un castillo de tres torres, de oro, sobre campo de color rojo. El emblema de la nación castellana. 

Un ancho dintel de piedra, caído del que formaba la puerta de entrada de la torre, y hoy empotrado en el suelo, deja en parte ver un letrero escrito en caracteres góticos, del que no hemos podido entender palabra. 

En derredor de esta torre se ven los restos de su amplio recinto exterior: un gran cuadrilátero de muros de casi un metro de espesor, totalmente derruidos, que en sus esquinas tenía torreones semicirculares, posiblemente con única función de refuerzo constructivo. Su acceso estaba abierto al noroeste, y en su derredor, un amplio foso que aún se hace evidente a pesar de haberse ido rellenando a lo largo de los siglos con los materiales del desplome de la muralla. En el interior del espacio castillero, nada de señalar sino es la incierta boca de un pozo junto al costado norte de la torre. 

¿Quién y cuando construyó este castillo vigilante de un pequeño arroyo y de la vega del Tajo? Los detalles arquitectónicos revelan que sin duda fue alzado a mitad del siglo xv. En una época en la que esta comarca del medio Tajo se vio sacudida por una violenta guerra (casi doméstica) en el seno de la Orden militar de Calatrava, señora del territorio. Don Juan Ramírez de Guzmán, a quien se le conoce en las viejas crónicas con el sobrenombre de Carne de Cabra, se autonombró maestre de Calatrava frente a la auténtica magistratura del infante don Alfonso de Aragón. Conquistó todas las villas y fortalezas de la encomienda de Zorita, y durante años luchó contra Auñón, el único enclave que permaneció fiel al maestre Alonso de Aragón. Quizás fue éste quien mandó construir esta fortaleza, y de ahí quedó en la memoria popular (como un siglo después se escribía) que fue levantada por el rey Jaime de Aragón, la figura que en las legendarias memorias aparecía como gran rey y guerrero. 

Un apunte final: Todo lo que se había  dicho hasta ahora sobre el castillo de “El Cuadrón” 

 Layna Serrano, en 1933, en su monumental obra “Castillos de Guadalajara” menciona el hecho, que le han contado, de que en término de Auñón hay una vieja torre castillera de gran interés. No llegó a visitarla. 

En 1993, Jorge Jiménez Esteban publica su libro “Castillos de Guadalajara” por la editorial Penthalón, poniendo una fotografía de la torre y anotando su existencia. 

El 17 de junio de 1994 publico en esta periódico, “Nueva Alcarria”, el artículo titulado “El Cuadrón: una fortaleza medieval descubierta” en el que por primera vez aporto datos históricos y resalto la importancia de este viejo castillo. 

El 29 de Octubre de 1999, también en “Nueva Alcarria”, publico otro artículo bajo el título de “El Cuadrón: un castillo calatravo en peligro” en que advertía con datos objetivos la posibilidad de que el castillo alcarreño “se cayera solo”. Creo que merece la pena releer este artículo. 

En el año 2000 publico la primera edición del libro “Guía de Campo de los Castillos de Guadalajara” del que van tres ediciones por AACHE, y ha sido muy utilizado por estudiosos y viajeros, fundamentalmente de fuera de Guadalajara. 

En 2006 publica el profesor José Luís García de Paz su libro “Castillos y Fortificaciones de Guadalajara” editado por “Nueva Alcarria” y en su página 103 se hace eco de la historia, descripción y peligros del Cuadrón de Auñón. 

Finalmente, y no será porque no fue avisado por unos y otros, el castillo ya no existe. “Se ha caído él solo”.