En febrero del 2000 apareció este libro, editado por el Ayuntamiento, y escrito por Salvador Toquero Cortés, titulado “El calor de una huella. Guadalajara: ocho años con la Academia de Infantería” que puede calificarse de “libro de historia” aunque tiene también muchas anécdotas. Entre documentos y recuerdos, Toquero levanta una monumental historia de la Guadalajara de la inmediata postguerra, apareciendo nombres de las autoridades de aquellos días, problemas en la ciudad, y deseos de tener una institución importante en ella. Después de la Guerra, de los desastres, del incendio de la Academia, y con la pobreza y la incertidumbre en cada puerta, Guadalajara necesitaba un asidero.
Salvador Toquero tiene una pluma consistente, directa, periodística. Sabe de lo que habla (porque lo vive en primera persona) y sabe lo que un libro tamiza, lo que queda y lo que no sirve para el recuerdo. En este caso, cuenta con detalle la historia de la instalación de la Academia de Infantería en Guadalajara, mientras se terminaba de reconstruir la de Toledo, destruida en la guerra.
Desde 1940 a 1948, la Academia de formación de mandos del Cuerpo de Infantería del Ejército de España se instaló en los edificios de las Adoratrices, en la ciudad. Cientos, miles de alumnos pasaron por sus aulas en esos años. Los profesores destacaron y sus entrenamientos eran un espectáculo para la chiquillería. Toquero relata en las casi 200 páginas de su libro los mínimos detalles (comida, aseos, entretenimientos, asignaturas) y la forma en que la ciudad acogió esta institución militar y de enseñanza. El libro, que es entretenido y merece tenerse como recurso histórico, habla de esa parte de la historia de la ciudad que ya casi nadie recuerda. Pero la Historia es lo que tiene: lo que pasó, pasó, y en los libros quedará su memoria para siempre.
El autor, ele periodista Salvador Toquero Cortés, que recuperó el mítico «Flores y Abejas» y dio vida a «El Decano» en forma de semanario ilustrado.