Mondéjar renacido

sábado, 5 diciembre 2015 0 Por Herrera Casado


Mondejar_San_AntonioEn estos días, no hace aún dos meses, hemos tenido en Guadalajara una de esas alegrías que se prodigan poco, pero que cuando llegan deben ser solemnemente celebradas: la restauración, dignificación y puesta en valor de algún elemento arquitectónico de nuestro patrimonio artístico. Esto es lo que ha ocurrido con las ruinas del convento de San Antonio de Mondéjar, y estas que siguen quieren ser líneas que lo celebren, y lo aplaudan, como se merece
.

El 6 de octubre pasado, la prestigiosa Asociación Hispania Nostra decidió retirar de su Lista Roja del Patrimonio en peligro (www.listarojapatrimonio.org) al Convento de San Antonio de Mondéjar (Guadalajara), que llevaba en ella desde hacía 8 años.

En realidad, las ruinas de San Antonio de Mondéjar llevaban en peligro desde el siglo pasado, cuando a pesar de que en 1921 se declararon Monumento Nacional por su valor y significación en el contexto del arte hispano, por nadie eran cuidadas, y su lenta consunción no hacía presagiar nada bueno.

La gran noticia saltó en mayo de 2014, cuando el Ayuntamiento de Mondéjar, al frente del cual se encuentra José Luis Vega Pérez, consiguió adquirir el solar y su contenido, del convento franciscano de San Antonio, que había permanecido en manos de particulares desde los años de la Desamortización de Mendizábal.

Desde ese momento, tanto alcalde como Corporación al pleno pusieron todo su empeño en conseguir fondos públicos para consolidar las ruinas. La colaboración entre FADETA (Federación de Asociaciones para el Desarrollo Territorial del Tajo-Tajuña), el Ayuntamiento de Mondéjar, y las administraciones públicas ha dado su fruto, y tras una inversión de casi 160.000 euros, se ha procedido a la rehabilitación de la fachada, el desenterramiento de los cimientos del claustro y a la consolidación, restauración y acondicionamiento del entorno del edificio.

Hasta ahora, y en pocos meses de trabajos, se ha ejecutado a la perfección esta primera fase de la rehabilitación del conjunto dependiendo las siguientes fases de que lleguen voluntades y fondos desde otras administraciones, a las que habrá que ir sensibilizando sobre el tema.

Conseguí llegar a Mondéjar hace solamente unos días, y con la suerte de hacerlo por la tarde, en una jornada de despejados cielos anticiclónicos, con los que la belleza del conjunto destacaba con luz propia, además de la que el sol del atardecer le aportaba: quedé impresionado de la pulcritud y acierto de las tareas realizadas. Fue un grato momento.

Una breve pincelada histórico-artística

Una de las joyas del patrimonio artístico de la villa de Mondéjar, y de la Alcarria toda, es sin duda el Convento de San Antonio, que fue de frailes franciscanos, y del que hoy solamente quedan las ruinas de su iglesia, de la que podemos observar, a la salida del pueblo en dirección norte, la portada y el hastial del testero, cuajados de detalles ornamentales y estructurales que confirman ser éste uno de los más antiguos monumentos de estilo plateresco existentes en España, lo que le valió, ya en el año 1921, ser declarado Monumento Nacional.

Este conjunto de convento e iglesia fue fundado y mandado construir a finales del siglo XV por don Iñigo López de Mendoza, primer conde de Tendilla, quien en una de sus estancias en Roma, en 1487, a donde fue enviado, como ya hemos visto, por los Reyes Católicos para solucionar las diferencias surgidas entre Fernando de Nápoles y el Papa Inocencio VIII, consiguió de éste el Breve y las licencias necesarias para fundar en su recién adquirida villa de Mondéjar un convento de frailes franciscanos. Su fundación es de 1489, y muy poco después se iniciaron los trabajos de construcción del cenobio y de su iglesia, que se concluyó hacia 1508. El monasterio quedó deshabitado en la Desamortización de 1835, y demolido casi por completo (lo que no se había hundido ya) en 1916, para de él sacar la piedra con que construir la Plaza de Toros de la villa.

Aun con todo, y a pesar del expolio incalificable de los siglos, pueden hoy día estudiarse en las ruinas de este edificio los primeros y elegantes pasos del Renacimiento español, puestos sobre la áspera tierra alcarreña por el interés generoso del conde de Tendilla. Era su fábrica de mediano sillarejo, con muros lisos reforzados de contrafuertes. De una sola nave el templo, con coro alto a los pies, en el muro del testero se ven como los apeos superiores se constituyen por pilastras finísimas, recuadradas con molduras, y corrido encima un entablamento muy pobre y sin talla; los capiteles llevan estrías, volutas acogolladas y una flor en medio. Los tímpanos de dicho testero, de arcos muy apuntados, aparecen ocupados por grandes escudos dentro de láureas: el central muestra la cruz de Jerusalén, recuerdo del cardenal Mendoza (tío carnal del comitente), que ostentó este título eclesial y cardenalicio; y a los lados, las armas del fundador, don Iñigo López, que son las de Mendoza sobre una estrella y con la leyenda BVENA GVIA adoptada por los Mondéjar, más las de su mujer doña Francisca Pacheco.

La portada de este antiguo templo, se mantiene como por milagro. Consta de un gran arco semicircular con varias arquivoltas cuajadas de fina decoración de rosetas, hojas, bolas, etc., apoyadas en casi desaparecidas jambas con similar ornamento. En las enjutas del arco, y acompañados de plegada cinta, aparecen los escudos del matrimonio fundador. Todo ello se escolta por dos semicilíndricos pilastrones cubiertos de talla vegetal y rematados en compuestos capiteles. El entablamento de este arco es riquísimo, ocupado por un friso con delfines, atados en parejas por sus colas, y cabezas de alados querubines, más series de bolas y dentellones. Encima va un amplio arco, que no llega a ser completamente semicircular, con candeleros a sus lados y por frontispicio se ve una especie de gablete con molduraje de cornisa. Dicho arco está ocupado por una pequeña imagen de la Virgen con el Niño en brazos, sedente, sobre gran medallón circular de fondo avenerado, al que ciñen cornucopias con estrías y cintas plegadas. El fondo del gablete se llena de robusto follaje que orla el aro del tímpano. Se trata de una especie de cardo espinoso, muy revuelto y con una gran palmeta en medio, cargada de grano, quizás una mazorca de maíz, similar en todo a las que circuyen el arco de la puerta en el palacio ducal de Cogolludo. El autor de esta maravillosa iglesia conventual de San Antonio de Mondéjar es, con gran probabilidad, el arquitecto Lorenzo Vázquez, ejecutor de muchas otras obras de este inicial estilo para los Mendoza alcarreños.

Más datos sobre la restauración del convento mondejano

Se ha trabajado en ello a lo largo del año 2015, consiguiendo finalmente su solemne inauguración, el pasado día 27 de septiembre, con la asistencia del alcalde, don José Luis Vegas; presidente de la Diputación, don José Manuel Latre; presidenta de FADETA, doña Montserrat Rivas, y otras autoridades.

También había componentes del equipo técnico y profesionales que han llevado a cabo esta tarea tan importante, entre ellos el arquitecto director, Luis Fernando Abril Urmente, con Carmona, García Hermida, y Ramos Ramos, más Gonzalo López-Muñiz Moragas, que ha actuado como documentalista, con María Campoamor y Cecilia Hernández en el equipo de restauradores.

De sus informes recogemos los datos más significativos de esta actuación. Inicialmente en una primera fase se trabajó en la recuperación, consolidando la reparación de muros, y realizando una limpieza del recinto y el interior del convento, que era la parte fundamental para darle luz al conjunto. Así se pudo descubrir el conjunto, hasta su basamenta, de la puerta original, que se encontraba enterrada casi a dos metros de profundidad.
Durante las labores de limpieza se han encontrando piezas con trabajos tallados en relieve muy elaborados y de alta calidad, que habían quedado desechadas y enterradas, y que bajo tierra habían permanecido más de siglo y medio, desde que en la época de la Desamortización fue abandonado el edificio.
En esta ocasión se han recuperado partes del claustro del convento. Se ha hecho una limpieza hasta el nivel del suelo original de la sala, donde se han descubierto las baldosas cerámicas y ladrillos que lo forman. Y en ese mismo lugar se han encontrado lápidas de 1743, con inscripciones y escudos relativos a personajes mondejanos de aquella época. El hastial ha sido completamente restaurado por ambos lados, habiéndose realizado una limpieza y recuperación de grietas, escudos y tallas.
En una segunda fase se ha recuperando la entrada principal. Mediante la restauración de algunas piezas de la misma se ha logrado conservar la geometría y equilibrio de fuerzas originales, de modo que posteriormente fue posible eliminar la viga y ladrillos que habían sido instalados con el fin salvar el resto de fachada principal. Para esto se tuvieron que utilizar unas estructuras metálicas provisionales gracias a las cuales fue posible hacer este delicado trabajo.
Lo que sí ha quedado patente tras estos trabajos, que son fundamentales porque detienen su progresivo deterioro, y abren nuevas posibilidades para su recuperación digna, es que quedan partes de las ruinas por descubrir, y que permitirían conocer con mucha mayor precisión la historia del monumento.
En los alrededores del convento se han habilitado sendas peatonales para poder pasear, con aparcamiento e iluminación.