Retrato de los alcarreños de la Transición
Con la llegada del Año Nuevo, nos llega a las manos la última (por ahora) obra escrita por nuestro compañero de páginas en “Nueva Alcarria”, el veterano Luis Monje Ciruelo. A mí por lo menos me llega ya leído, porque he colaborado con él en la final tarea de edición del libro, pero así y todo cada día que lo tengo en las manos y repaso sus páginas, me supone un descubrimiento, porque trata de gentes y hechos que han conformado una etapa larga de la historia provincial.
Una portada llamativa, en la que se suman y entrecruzan los colores de la bandera republicana, sin llegar a serlo en ningún momento, y ocupado el centro de la superficie por una serie homogénea de rostros que solo tienen en común dos cosas: todos fueron de una manera u otra protagonistas de la Transición, y todos habían aportado fotografías de las mismas proporciones, lo que facilitó la construcción de la cubierta, que ha sido diseñada por completo por el hijo del escritor, Luis Monje Arenas.
Temo parecer pesado, parcial y excesivamente adulador si digo, al comenzar y hasta el fin de estas líneas, que el libro me ha parecido interesante, emocionante, y básico: un documento magnífico de la historia reciente de Guadalajara, que también se construye a través de la prensa, de las páginas y los escritos de los periódicos. Frente a las fuentes documentales de siglos pasados, la historia de hoy se hará mañana cotejando la prensa: declaraciones de los protagonistas, opiniones de sus contrarios, noticias de agencia, y reportajes o entrevistas directas, como es el caso.
Testigos de la realidad
Este es un libro cien por cien periodístico, testigo de una realidad, de unos personajes, de unas circunstancias. Relato uno por uno de 77 protagonistas de los años 70 y 80 del siglo veinte en Guadalajara. El periodista, el maestro en tomar la realidad por la solapa y contársela a los demás en “Nueva Alcarria” es Luis Monje Ciruelo, quien a sus casi 90 años ha vuelto a dar un nuevo giro de tuerca, y ha conseguido que esa realidad antigua, vibre ante el lector de hoy, recupere su voz que a punto estaba de apagarse.
El libro, en principio, y para los más “in” o gentes que viven el momento actual, y solo ese momento, puede parecer ajeno y anticuado. Pero en cuanto uno lo toma en las manos, le pasa las hojas, mira las fotografías, se para a leer algún párrafo, ya no hay escapatoria: se queda enganchado al libro, empieza por el inicio, y no lo deja hasta el final.
La estructura es bien simple: Monje Ciruelo en la mitad de los ‘80 del pasado siglo, entrevistó largamente y resumió luego en una página de nuestro periódico las impresiones de lo que 77 personas que en esos momentos eran protagonistas le fueron contando. Hay políticos, artistas, escritores y empresarios. Hay militares, curas y sindicalistas. Hay de todo, pero siempre con nombre y apellido: identificados e identificables. Incluso hoy. La segunda parte de cada entrega, son las palabras que en estos días, ya avanzando el siglo XX, nos dicen esos antiguos protagonistas del Cambio, y expresan su ilusión/desilusión, su alegría de ver lo logrado, o su desesperanza al confesar que se hundió su proyecto. Algunos de ellos han muerto, y entonces son sus familiares, amigos, o gente que con ellos compartió el momento de la Transición, los que se expresan. Fotografías del antes y el después aparecen como un complemento que para muchos, con cierto morbo, (por lo que de cruel tiene el paso del tiempo sobre la faz de los hombres) será lo mejor del libro.
Testimonio de una y de cien vidas
El libro lleva unas palabras introductorias de Ana Guarinos López, presidenta de la Diputación Provincial de Guadalajara, porque nuestra principal institución provincial ha colaborado patrocinando esta expresión de historia contemporánea.
Le siguen unas cuantas páginas escritas como Prólogo por el profesor alcarreño Ciriaco Morón Arroyo, quien aporta su visión cabal y clarificadora de las intenciones y los alcances de la obra.
Y se completa con unas apreciaciones, explicaciones o justificaciones del autor, del siempre joven y animoso Luis Monje Ciruelo, de quien cualquier alabanza en esta nueva ocasión de entregarnos un nuevo libro publicado sabe a poco. Porque su labor periodística y hondamente humana se ve cuadriplicada en este libro. Y sin exagerar cualquiera lo puede comprobar en este mismo número, porque él sigue dándonos semanalmente su visión de la realidad provincial.
Es fundamental leer las palabras previas de Monje antes que nada. Dice así: “Vaya por delante que el título de este libro “Alcarreños de la Transición” no responde exactamente a la realidad, porque entonces habría tenido que limitarme a los políticos para estas entrevistas. Los califico de la transición porque son personajes de esa época, no necesariamente protagonistas de ese histórico período, pero sí testigos, fiadores y avalistas del cambio, y me ha parecido que esa circunstancia podía ser un elemento de unidad y hasta de identidad. No tendría si no explicación que entre los entrevistados, además de los políticos que la vivieron y la hicieron, figuren un obispo, un general, un prelado de Su Santidad, médicos, escritores, periodistas, científicos, etc. Hasta un rejoneador, el mejor de su época. Lo que sí puedo afirmar es que “Alcarreños de la Transición” no tiene, por mi parte, el menor atisbo político, puesto que entrevisté personajes de todas las ideologías: desde el Partido Comunista, UGT y Comisiones Obreras hasta Falange Española y Fuerza Nueva pasando por PSOE Y U.C.D…”
No es normal, no es nada habitual, que alguien con 90 años publique un libro y este sea coherente, interesante y aporte informaciones, ideas y sabores nuevos. Pero el alcarreño Luis Monje Ciruelo lo ha hecho. Si los periodistas de hoy tienen que tomar una referencia, ese es Monje Ciruelo. Llega a decir, al final de su proemio, que “Ahora es cuando me he dado cuenta de que el Periodismo, que ejercí con plena vocación, me hizo feliz en el trabajo. Al abandonar por jubilación casi toda actividad periodística, esta faceta de escritor me ha permitido continuar escribiendo para llenar de una manera activa el amplio margen de mis ocios como miembro de una, no sé ya si Tercera o Cuarta Edad”.
Pero sea cual sea la edad en que se encuentre, su ánimo no se viene abajo, y las ilusiones del inicio se mantienen intactas. Por eso ha insistido en sacar adelante esta edición. Y por eso, nos consta, ha animado a muchos otros a que le ayudaran en ello. Los lectores, en definitiva, son los que van a disfrutar con la lectura de este libro-crónica prieto de alcarreñismo, vigoroso de vida.
Personajes, protagonistas, leyendas
No puedo hacer aquí glosa de los personajes que cuajan este tomo de “Alcarreños de la Transición”. Los hay universalmente famosos (Camilo José Cela, Premio Nobel de Literatura) y Antonio Buero Vallejo (Premio Cervantes de 1986) en el campo de la literatura, y superconocidos en el de la política, como Antonio Fernández-Galiano, primer presidente que fue de la Autonomía castellano-manchega, o Francisco Tomey, factotum de la política provincial durante los años 1980-2000. Están los médicos que curaron o aliviaron los padeceres de media provincia (Feliciano Román, Ricardo Sanz, o don Alvaro Hernando) y los escritores y actores culturales que de alguna manera han conformado esa época y siguen conformando la actual, como Francisco García Marquina o Blanca Calvo Alonso-Cortés, que se mantienen “en el candelero”.
Algunos suenan poco, y otros pocos suenan mucho, todavía. Los primeros están, seguro, tan felices, y los segundos andan manteniendo el tipo y lamentándose –la mayoría– de que aquellos esfuerzos por construir una Transición política, que se adivinaba muy difícil, hayan llegado a un conformismo que amenaza en deriva desarbolada. La diversión segura de descubrirlos a todos, y de saber de sus penas y alegrías, la dejo entera para el lector de la obra.
Datos finales y complementarios
Esta que nos entrega estos días Luis Monje Ciruelo tiene 344 páginas que aparecen ordenadas, como sus protagonistas, por orden alfabético. Todo bien conjuntando tras una cubierta llamativa, que al principio choca un poco, chirría quizás, pero que luego cuaja. Alguien ha llegado a decir que es simplemente genial. Consigue lo que debe conseguir la portada de un libro en un tiempo como este: que no pasa desapercibida, que se nota que ahí hay algo interesante, que nos llama.
El libro está editado por Aache, y ha contado con el patrocinio de la Excmª Diputación Provincial de Guadalajara, en el año de su 200 Aniversario. Está previsto hacer una presentación pública con intervención del autor, el prologuista, el editor y la Presidenta de la Diputación Provincial. Todo ello se anunciará oportunamente: fecha y lugar.
El libro contiene 77 referencias de otros tantos personajes ordenados alfabéticamente, y de cada uno aparecen dos textos: el primero es el reportaje publicado por Monje Ciruelo en “Nueva Alcarria” en 1985, y el segundo es lo escrito ahora (2011-2013) por el personaje o, si ya ha fallecido, por sus familiares o amigos. Todos son seres humanos, excepto el GEO, que es un organismo. Todos son varones, excepto Blanca Calvo, la única mujer que aparece en el libro. De ellos están vivos aún 48, y el resto, 29, ya han fallecido, algunos de ellos como Juan Antonio Martínez Gómez-Gordo y Felipe Solano, cuando el libro estaba en imprenta.
Del autor, poco podemos decir, porque es lo suficientemente conocido, pero por si alguien hace un gesto dubitativo al enterarse, aquí van resumidos al máximo sus datos clave: Natural de Madrid, (1924,) y de familia procedente de Palazuelos, donde pasó la niñez, vivió luego toda su vida en Guadalajara donde ha ejercido sus diversas profesiones a lo largo de la vida. Tiene los títulos de Maestro Nacional, Licenciado en Derecho, licenciado en Ciencias de la Información, y Diplomado en Pedagogía. Ha ejercido el periodismo desde hace 70 años, y continúa haciéndolo: escribe a día de hoy una columna en “Nueva Alcarria”, pero su labor se ha desarrollado, durante muchos años, como corresponsal de ABC, la Vanguardia, el Diario de Barcelona, Agencia EFE, Cadena SER y Associated Press, habiendo obtenido numerosos premios, entre ellos el Provincial de Periodismo y el de mejor cronista de Prensa de España. Una figura, en fin, que es por antonomasia el principal protagonista de ese cambio que él reporta, cuenta y puntualiza. Pero que, por aquello de ser el autor, y quien lo firma entero, no aparece entrevistado entre sus páginas.
Carencia que seguro se va a remediar con las numerosas que estos días le harán los otros compañeros –mucho más jóvenes que él, todos y todas- para saber de su intención y su opinión acerca de esa etapa que vivió España, y que hoy empezamos a ver, lamentablemente, como algo pasado…