Valiente Malla, un arqueólogo de Guadalajara
Este pasado verano, nos dejó uno de los grandes investigadores, estudiosos y arqueólogos de la provincia, que durante años había trabajado, en el silencio y la constancia de quienes se dedican a la investigación y la enseñanza, con la mirada puesta en las viejas/viejísimas piedras de Guadalajara.
Concretamente me refiero a don Jesús Valiente Malla, doctor en Historia Antigua y profesor de esa asignatura en la Universidad de Alcalá, pero alcarreño por adopción, por querencia y por amistades. Porque el corazón es lo que marca la esencia de la vida, y él puso el suyo entre nosotros.
Aunque nacido en Carabanchel (1930), en Madrid cursó estudios superiores, primero teológicos y más adelante de Filosofía y Letras en la Universidad Complutense de Madrid, en la que presentó su tesis de licenciatura sobre «La figura humana en la cerámica ibérica» y luego la doctoral sobre un tema arqueológico: «Las cerámicas del Bronce Final de la Alta Andalucía», ya que su interés o curiosidad científica se centró muy pronto en la investigación de las culturas hispánicas prerromanas. Desde finales de la carrera venía colaborando con el Catedrático Dr. José María Blázquez Martínez en las excavaciones arqueológicas que éste dirigía en las ruinas de la ciudad oretana de Castulo (Linares, Jaén). Fruto de aquella colaboración, además de la tesis doctoral, en que se trataba de investigar las raíces de la cultura ibérica, fue la publicación, junto con el Dr. Blázquez, de una Memoria de excavaciones (Castulo III) y una nutrida serie de artículos y comunicaciones aparecidos en revistas especializadas y actas de congresos. Paralelamente desarrolla su labor docente como profesor en el Departamento de Historia Antigua de la Universidad Complutense de Madrid.
Hace más de treinta años, en 1981 concretamente, inició la docencia en la Universidad de Alcalá de Henares, una vez superado el obligado trámite de la oposición, como profesor titular de Historia Antigua y Arqueología. Para entonces ya residía en Guadalajara y había dado inicio a sus investigaciones sobre temas relacionados con la arqueología de la provincia, cuyos resultados fue dando a conocer, desde 1982, en la revista de estudios provinciales Wad-al-hayara, que fue creada a mis instancias como elemento vertebrador de los estudios científicos y humanistas sobre nuestra tierra.
En ese mismo año inició, gracias a una ayuda de la Diputación Provincial, que entonces las tenía instituídas para este tipo de actividades, las excavaciones arqueológicas del poblado de El Lomo, en Cogolludo, que se prolongarían en sucesivas campañas anuales hasta 1994 bajo el patrocinio del Ministerio de Educación y Cultura y luego de la Consejería de Cultura de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha. Fruto de estos trabajos fueron varios artículos y tres volúmenes de la Memoria (La Loma del Lomo I, II y III) de las excavaciones arqueológicas de Cogolludo, que debe ser considerada como su gran obra investigadora, y que ha venido a aclarar muchas dudas e incógnitas acerca de la vida de los celtíberos en el territorio actual provincial. Investigadores como Valiente Malla y otros profesores y arqueólogos, han sido quienes han alzado la verdadera luz sobre los orígenes celtibéricos de la tierra guadalajareña.
Otro tema que centró su labor como investigador es la arqueología de la cuenca superior del río Tajo y en particular del valle del Henares, sobre el que ha publicado cerca de cincuenta trabajos en revistas especializadas y en actas de congresos nacionales e internacionales. En esta misma línea y junto con algunos de sus colaboradores publicó en las series de la Universidad de Alcalá de Henares un volumen sobre La Celtización del Alto Tajo.
Fuera del ámbito estrictamente universitario, pero en la misma línea de difusión del saber, el profesor Valiente Malla dedicó mucho tiempo y muchos esfuerzos a la organización de conferencias y cursillos sobre temas de Historia y Arqueología dirigidos al público en general en Guadalajara y en diversas localidades de la provincia. Precisamente esa vertiente divulgadora, que hace próximos y útiles a los investigadores, fue la que llevó a Jesús Valiente a escribir una “Guía de la Arqueología en Guadalajara” que llegó a ganar el Premio “Tierra de Guadalajara” convocado por la editorial Aache en 1997, dotado con una importante cantidad en metálico, y con la edición de dicho título, que ha alcanzado con posterioridad varias ediciones. En ese libro, el más conocido del investigador que ahora nos ha dejado, es en el que se han fraguado muchas nuevas vocaciones por el estudio de los restos antiguos de la civilización humana en nuestra tierra.
Aparte de las tareas docentes y de investigación, ha traducido del inglés y el francés numerosas obras principalmente sobre temas de Historia Antigua, Historia Bíblica e Historia y Fenomenología de las Religiones. Cabe recordar, en este sentido, como también becado por la Excmª Diputación Provincial, tradujo del inglés la obra capital de la profesora norteamericana Helen Nader, “The Mendoza Family in the Spanish Renaissance”, que ha sido de capital importancia para cuantos hemos seguido la marca y la historia de ese grupo humano tan importante.
En el aspecto personal, y para cuantos le conocieron y contaron con su amistad (que fueron tantos, porque era un hombre cercano y entrañable) puedo ahora traer a la memoria mis viajes por la provincia con él, con su esposa Carolina, y otros amigos: aquellas tardes recorriendo el altiplano de “La Loma” en Cogolludo, al que se llegaba andando en cinco minutos desde su casa refugio en una urbanización de las afueras de esa localidad, y luego las charlas y evocaciones junto al fuego de su chimenea. O aquella larga e intrépida excursión al más alto de los castros en el entorno de Santamera, cuando nos hizo cara, valiente y peligrosa, una víbora de sangre caliente y veraniega. Con Jesús Valiente y otros amigos (Garrido Cecilia, Alvarez de los Heros, Llorente de Lara, Laborda y Valencia) fundamos en 1992 el Club Siglo Futuro para dinamizar el ambiente cultural de una Guadalajara en transición que solo pensaba en clave política. Y con alguna de sus charlas, Valiente Malla dio también a esta institución cultural su dimensión más universitaria y trascendente.
El Alto Tajo, las sierras atencinas, las cuevas prehistóricas de Olmedillas y Los Casares… todo lo que ha guardado palpitante y silente el pasado remoto de nuestra tierra, lo conocía y lo amaba Jesús Valiente.
Y por eso es justo, en esta hora de su muerte y de su adiós definitivo, que esta tierra le dedique, aunque sea solamente unos minutos, a su memoria, y a su obra, un instante de aprecio, y un aplauso de despedida, que debería concretarse en algo más, aunque ahora no esté de moda acordarse de quienes años ha vinieron aquí a dar lo mejor de su trabajo y su pensamiento.