La Roldana nos felicita la Navidad
¿Quien fue la Roldana, y por qué nos felicita la Navidad?
En esta Navidad la empresa Correos nos ha querido felicitar las Pascuas, y darnos la posibilidad de que se las felicitemos a nuestros amigos, con un sello postal que dentro de la pareja habitual de sellos navideños, muestra en el del valor sencillo, el de 35 céntimos de Euro, una espectacular escultura que se conserva en el Museo Provincial de Bellas Artes de Guadalajara, y que sirve hoy para, -al tiempo de poder felicitar a mis lectores esta Navidad que está a la vuelta de la hoja del calendario- recordar a la mujer que tuvo la habilidad, en el siglo XVII, de esculpir esta maravillosa obra de arte.
Vida de “La Roldana”
La autora de esta singular pieza artística, que hoy podemos lucir con orgullo en las vitrinas delMuseo Provincialde Bellas Artes de Guadalajara, fue Luisa Roldán Villavicencio, a la que la historia del arte ha conocido habitualmente con el sobrenombre de “La Roldana”.
Nacida en Sevilla, en 1652, estuvo desde sus primeros años imbuída del espíritu del arte, de la representación plástica, de las formas, de las devociones y de las emociones estéticas. Su padre, el gran Pedro Roldán, escultor de primera fila en la Sevilla barroca, una de las ciudades más grandes, más pobladas y más punteras de todo el mundo, en aquella época, la enseñó desde niña las técnicas dela escultura. Sesalió de madre con esta actitud respecto a lo que era normal en la época: los chicos a producir y las mujeres a la cocina.
El padre, que había llegado con su familia a Sevilla a mediados del siglo XVII, procedentes de Granada, se dio cuenta que Luisa tenía verdaderas dotes de artista. Y la enseñó y estimuló a desarrollarlas.
También lo hizo con sus otras dos hijas, Francisca y María. La primera de ellas salió pintora, dedicándose además a dorar retablos, y a crear incluso su propia escuela, pues uno de sus hijos también lució ya en el siglo XVIII como el mejor escultor sevillano del pleno barroco. ¡Qué gran espectáculo, una familia de artistas creando belleza por todos los rincones de una ciudad, bella de por sí, pero alzada a la cúspide por gentes como los Roldán y muchos otros!
A Luisa Ignacia Roldán la llamaron pronto “la Roldana”. El padre tiene llenos los templos, las cofradías, los pasos de Semana Santa, de su arte fuerte y expresivo. Tallan sobre madera, pintas y estofan, doran y sobredoran. Les resbalan saetas a todas sus esculturas. Y algunas, como el San Pedro y el San Fernando que pone junto al altar de los pies en el templo del Hospital de los Venerables, pasan por ser piezas de indiscutible valor.
Trabajó Luisa en el taller de su padre, desde que empezó a andar, hasta que se casó, en 1671, siguiendo luego por su cuenta, junto a su marido el imaginero Luis Antonio de los Arcos Navarro. Hoy que se aplaude la actividad femenina en viejos tiempos, como ejemplos de valor e inteligencia, las españolas deberían tener a Luisa Roldán en un altar de aplausos.
La expresividad de los Roldán sevillanos están en absoluta consonancia con el espíritu católico de la Contrarreforma: hay que ofrecer al público unas escenas llamativas, muy expresivas, en las que Cristo se ve sufriendo intensamente, María y José gozando ante el nacimiento de su hijo, la Virgen llorando bajo la cruz, o santos y santas retorcidos de dolor o ganas, todo ello claro, fuerte, coloreado, muy directo, llegando al corazón sin fronteras desde los ojos. Para con ello crear Fe y devoción. Esa es la Contrarreforma en su esplendor inicial.
Se ha dicho que “su arte está inspirado e informado por una profunda formación religiosa que promueve el diálogo entre la imagen creada y quien la contempla; es muy posible que manejara obras literarias y libros sagrados”.
Aquí recomiendo a mis lectores un par de libros que han aparecido hace poco sobre esta mujer. Son emocionantes e ilustrativos de una vida con garra: el primero es de María V. García Olloqui, “La Roldana, escultora de cámara”, editado por la Diputación de Sevilla en 1977. Y el segundo, recién aparecido, es de Pilar de Arístegui, “La Roldana”, a cargo de Ediciones B, con 460 páginas. Cada vez se conoce mejor a esta artista genial y ejemplar.
La obra de “La Roldana”
Entre las muchas obras que produjo, de las que luego destacaré las que tenemos en Guadalajara, se señalan las piezas íntimas, pequeñas, encargos de conventos, de familias aristócratas, de hospitales y orfanatos que querían tener figuras espléndidas para sus altares propios, para sus belenes. Por ejemplo, cabe destacar de La Roldana su maestría para la composición de grupos relacionados con la Natividad: belenes, Adoraciones, y escenas “de candelero” o para vestir, que consistían en grupos que demandaban los conventos y particulares pudientes. Con un pleno estilo napolitano, la Roldana hizo muchos belenes en terracota. En 1686 se trasladó a Cádiz, donde tuvo que hacer diversos encargos para el Cabildo Municipal y catedralicio de “la tacita de plata”. En 1688 viajó a Madrid, siendo allí solemnemente nombrada escultora de cámara de los reyes Carlos II y Felipe V. Allí murió, todavía joven, con 52 años, ante la admiración de todos. Era 1704 y había llenado con su arte y visión de formas y colores la segunda mitad del siglo XVII.
No existe documentación clara y contundente sobre sus obras, quizás porque se dedicaba sobre todo a crear, a esculpir, y le importaban poco los contratos. Es por eso que en Sevilla se le han atribuido muchas obras, pero pocas están documentadas con contundencia. En la Hermandad de La Exaltación, dejó piezas como el Ángel del misterio de la Oración en el Huerto y los pasionarios dela Exaltación. También se la ha atribuido, o a su taller,la Esperanza Macarenay la Virgen de Regla de Los Panaderos. Otra de sus obras bien documentadas es la Virgen de la Soledad en Puerto Real (Cádiz).
Ya en Madrid y con la plaza conseguida de escultora de cámara real, realiza la imagen de Santa Clara para el convento de las Descalzas Reales, obra que firma como escultora de cámara y esculpiendo también, por encargo del rey, su obra cumbre, el arcángel San Miguel con el diablo en los pies que se encuentra en El Escorial. Tuvo que luchar, a la muerte de Carlos II, para conseguir que la nueva corte del primer Borbón Felipe la contratara en el mismo puesto, aunque siempre con problemas económicos porque los reyes eran malos pagadores.
Sin duda que, a pesar de todo, y gracias a su empeño y su capacidad, ha quedado su nombre en un lugar de privilegio en el arte barroco español.
“La Roldana” en Guadalajara
El motivo de estas líneas es celebrar que una de las piezas esculpidas por La Roldana y que se conservan enel MuseoProvincial de Bellas Artes de Guadalajara, ha sido escogida por Correos para figurar en el sello de 35 céntimos de este año 2011 en la serie dedicada a propagar La Navidad sobre la correspondencia de los españoles. No lo van a conseguir como todos quisiéramos, porque estos sellos son muy difíciles de encontrar, y en las oficinas deCorreos de Guadalajaradonde hemos preguntado no disponen de existencias.
Esta pieza representa a la pareja de José y María, con su hijo Jesús, al que le están enseñando a andar. Con la técnica que hasta hace unas décadas se usó, de sujetar al niño con unos pañales y poniéndole en el suelo, una pareja de ángeles contemplan alborozados la tierna escena. Aparte del virtuosismo que Luisa Roldán despliega con sus manos sutiles sobre la blanda terracota, nos cautiva el ambiente entrañable, familiar, que esa pareja y su hijo exhalan. Esta es la manera más genuina de La Roldana componiendo sus piezas. Tiene 50 cms. de alto por 35 cms. de ancho y 30 de profundidad. Yo recuerdo haberlas visto, hace muchos años, ambas piezas encima de un par de armarios en el despacho de la Presidencia dela Diputación. Formabanparte de lo más selecto de obras de arte que, tras su enajenación a los conventos de monjas y frailes de la provincia, en la Desamortización de Mendizábal, fueron almacenadas porla Diputación Provincialen sus sótanos y dependencias, dejando solo las mejores para decorar la casa.
Al crearseel MuseoProvincial de Bellas Artes, en la capital de la provincia, en 1973, se fundamentó su colección permanente con todo lo que procedía de aquella Desamortización liberal. Siempre se ha creído que estas dos piezas de la Roldana procedían del convento de frailes dominicos de la villa de Hita, un convento del que ha quedado solo una leve memoria, pero ni los cimientos pueden verse hoy. Sin embargo, el detalle de que aparezca un león rampante en el respaldo del sillón de la segunda pieza, me da que pensar que hubiera pertenecido a los jerónimos de Lupiana, dado que porser la casamadre de la orden tenía a su disposición lo que en otros conventos (y en Sevilla hubo un par de ellos) se conseguía.
La pieza compañera a la que comentamos, igual de espectacular y bella, representa “El Nacimiento de la Virgen” con sus padres, San Joaquín y Santa Ana, ya ancianos, ofreciéndola en una canasilla, vigilados también por una pareja de ángeles músicos. Personajes diferentes, pero con una disposición y estética similares. El arte sumo de “La Roldana” en estas dos obras que conforman, pequeñas y silenciosas, junto a otras muchas el patrimonio artístico de Guadalajara, que bien merece la pena explorar, admirar y, sobre todo, defender.
Ojalá que sea este el principal empeño de nuestras nuevas autoridades culturales: mantener y mejorar cada día este legado artístico, histórico y documental, que hemos recibido de generaciones y siglos anteriores.